lunes, 6 de agosto de 2012

¿QUIÉN TIENE LA VERDAD SOBRE EL FIN DE LOS TIEMPOS?


¿QUIÉN TIENE LA VERDAD SOBRE EL FIN DE LOS TIEMPOS?


Las noticias que nos rodean son sombrías. La seguridad nos elude como un fantasma. Los fundamentos de nuestra sociedad parecen tambalearse bajo nuestros pies. Nadie sabe lo que está por venir, pero todo el mundo lo quiere saber. Una de las preguntas más importantes que podemos formular es: ¿Cuál punto de vista del futuro tiene un récord comprobado de aciertos que podamos examinar? ¿Cuál Apocalipsis tiene el «anillo de la verdad»?
La respuesta para mí es clara: sólo la Biblia. La Biblia es el mejor y único lugar donde buscar respuestas fundamentales. Aun la persona más escéptica puede poner a prueba las profecías de la Biblia al observar el cumplimiento preciso y literal de pasadas profecías. De hecho, el Dios de la Biblia está tan seguro de que sólo Él puede predecir con certeza el futuro, que lanza el guante y reta a cualquiera de los llamados dioses a anunciar el porvenir (Is. 46:8-11).
Sólo el verdadero Dios puede decir el futuro. Todos los otros que afirman ser capaces de predecir el futuro son impostores frágiles y falibles del único Dios verdadero.
Los profetas bíblicos no decían generalidades vagas como Nostradamus y otros que se hacen llamar profetas. Si se leen las profecías de Nostradamus con algún grado de objetividad, pronto queda claro que estos pronósticos se podrían aplicar a cientos de eventos. Sus alegadas profecías son discernibles sólo en retrospectiva y con una gran imaginación.
Los partidarios de las teorías del 2012 tratan de apuntar hacia unas cuantas profecías mayas que dicen que se han cumplido, pero estas son también escasas y con frecuencia vagas. Y aun si unas pocas profecías se cumplen, eso no prueba nada. Si alguien hace un número bastante grande de predicciones, algunas de ellas están destinadas a cumplirse. Los profetas bíblicos, en comparación, ofrecieron declaraciones muy específicas sobre eventos futuros que se pueden confirmar.
La voz de los profetas
La mayoría de la gente quizá no está consciente de que el 28% de la Biblia era profético en el momento en que fue escrito. Los libros del Antiguo Testamento recogen la vida y la obra de muchos grandes profetas: Moisés, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Miqueas y otros.
Al avanzar hacia el Nuevo Testamento, el propio Jesús afirmó ser un profeta y citó a Moisés, Isaías, Daniel, y Jeremías, y añadió muchas veces comentarios interpretativos y detalladas predicciones propias. Sus palabras han sido confirmadas por la prueba del tiempo.
Jesús predijo la persecución de la Iglesia, la caída de Jerusalén, la destrucción del templo, la dispersión de los judíos a todas las naciones, y la asombrosa supervivencia y crecimiento de la Iglesia. Junto con los profetas del Antiguo Testamento, visualizó un tiempo cuando Israel sería restablecido como nación (Mateo 19:28Hechos 1:6-7). Todo esto se ha cumplido en la historia.
Pero también advirtió a aquellos que comprendían a los profetas del Antiguo Testamento que observaran a Jerusalén y el Medio Oriente en busca de señales del fin de la civilización mundial que se acercaba.
Los expertos alegan que hay cerca de 300 profecías del Antiguo Testamento que se cumplieron justo en la primera venida de Cristo. Treinta y tres profecías específicas se cumplieron justo en las 24 horas finales de la vida de Jesús sobre la tierra. Las probabilidades de que una sola persona cumpla sólo ocho de estas profecías, en toda una vida, es 10 a la decimoséptima potencia. Eso es un uno con diecisiete ceros detrás.
No es necesario decirlo, la Biblia tiene un récord sin paralelo ni rival. Ningún otro libro o profeta siquiera se le acerca. La Biblia tiene la huella o la forma de escribir de Dios sobre ella. La profecía cumplida prueba la veracidad y confiabilidad de la Biblia. Ello prueba que Jesucristo es quien afirma ser: el Hijo de Dios, Dios hecho hombre. Esto también prueba que las profecías de la Biblia que aun tienen que cumplirse se cumplirán tan literal y exactamente como las que ya se han cumplido.
2012: la Biblia y el fin del mundoMark HitchcockUnilit

domingo, 5 de agosto de 2012


Las posesiones materiales que tenemos



Las posesiones materiales que tenemos no tienen valor eterno alguno a menos que las usemos para edificar el reino de Dios.
El señor Gene Getz narra que una mañana se despertó con la noticia de que el conjunto de edificios que albergaba el ministerio que presidía, se había quemado completamente. Días antes había aconsejado a un matrimonio que al terminar la sesión el hombre había salido furioso. Este hombre decidió atacar a Getz y todo lo que representaba derramando substancias inflamables en lugares estratégicos, que lograron quemar todo el complejo. Cuando Gene y su esposa caminaron por las ruinas encontraron algo que aunque un poco chamuscado estaba intacto. Era una copia del libro que Gene había escrito intitulado “Una teología bíblica de las posesiones materiales”. Era increíble, otros muchos libros y objetos más resistentes al fuego se habían consumido. Para Getz, el que sólo quedara este libro “era un recordatorio poderoso y constante de que las posesiones materiales que tenemos no tienen valor eterno alguno, a menos que las usemos para edificar el Reino de Dios”. Las riquezas materiales tienen el destino que Dios les ha dado: ¿No ha determinado el SEÑOR Todopoderoso que los pueblos trabajen para el fuego y las naciones se fatiguen por nada? (Habacuc 2:13). Mucho trabajo y fatiga cuesta el hacer la riqueza a los pueblos, pero impresiona más que nuestro Dios ha determinado que son para el fuego, que son nada. Es paradójico que el alcanzar las riquezas consuma tanto de la existencia y del quehacer del mundo para que al final no quede nada.
Si tenemos bienes no pequemos siendo ingratos con el Señor, olvidando que de él viene el poder para hacer riquezas– Deuteronomio 8:18. No pequemos contra el Señor permitiendo el afán de ser ricos y todos los pecados que lo acompañan– Proverbios 23:4-6. No pequemos amando a las riquezas en el caso de que Dios nos las conceda– Salmo 62:10.
Santiago enseña que a los que el Señor concedió ser pobres, no sientan desánimo por su condición, sino que se gocen en la esperanza de su exaltación al participar de la gloria de Dios. Prueba indiscutible de la gracia de
Dios en el corazón de un cristiano pobre es que desprecia su condición temporal mientras se goza en la esperanza de su exaltación futura.
¡Dios nunca se equivoca!
Se supone que todo es diferente de cómo vivimos las cosas en nuestra ciudad en estos días. La violencia es algo grotesco, extraño a la vida. Las muertes violentas no son lo normal, es grotesco, el robo, la mentira, el adulterio etc. afectan, destruyen. El pecado es así, siempre rompe la paz, atrae miedo, desconfianza. Las malas acciones humanas, o la amenaza de ellas, dañan el trabajo cotidiano, la vida escolar, las vacaciones de alguien, el proyecto de una familia. Este mundo está hecho para el amor, la justicia, la verdad, la honradez, así es como deben ser las cosas, tal y como lo enseñan los mandamientos de Dios dados a Israel. Aplicarlos construye a las naciones, rechazarlos las degrada. Este mundo de Dios está hecho para el algo, no para la nada; está hecho para el bien, no para el mal. Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, alma y mente. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No mentirás, no matarás, no codiciarás. Todos estos mandamientos hacen bien y traen la paz. Cuando Dios dio estos mandamientos dijo que eran vida para nosotros. ¡Dios nunca se equivoca!